En el primer milenio a.C. ya hay testimonios y registros escritos de los pueblos de la Península, a la que se da el nombre de Iberia, y en este momento casi todos los pueblos se inscriben en la Edad del Hierro y evolucionan gracias a la influencia de pueblos indoeuropeos, fenicios y griegos. Esto dio lugar a una gran diversidad cultural, política y económica de los pueblos prerromanos de Iberia, es decir, el interior de la península era absolutamente heterogéneo. Podemos destacar los siguientes pueblos como los más importantes e influyentes: Turdetanos / Tartessos , establecidos en Huelva y Sevilla. Íberos viviendo en la cornisa mediterránea. Celtíberos , un conjunto de pueblos asentados en la Meseta. Lusitanos ocupaban desde Zamora hasta Extremadura, incluyendo Portugal. Por otra parte, los pueblos castreños de la cornisa cantábrica (del Pais Vasco a Galicia) sufrieron menos la influencia mediterránea y mantuvieron los matriarcados.