Los antecedentes del genocidio armenio (parte IV): el 'Gran Crimen' (Medz Yeghern)
Esta última parte del especial dedicado al Genocidio armenio se publica en conmemoración del 24 de abril, día dedicado a la memoria del 'Gran crimen', en armenio 'Medz Yeghern'. A lo largo de este texto desgranaremos la situación de la minoría armenia en el Imperio Otomano y las políticas de limpieza étnica llevadas a cabo a partir de 1915. Finalmente, recogemos a modo de conclusión un repaso sobre la cuestión en la actualidad, teñida por el negacionismo de algunos países que cuestionan la entidad del genocidio, especialmente Turquía, y por el debate en torno a este concepto.
La minoría armenia
La minoría armenia
A mediados del siglo XIX tuvo lugar el denominado Renacimiento Armenio, inspirado en los principios de la Revolución Francesa y en los nacionalismos decimonónicos, ideas con las que miembros de la élite armenia habían estado en contacto durante sus viajes por Europa. Aquéllos que habían sido testigos de las revoluciones de 1830 y 1848 regresaron a Turquía deseando poner en práctica estas ideas, pero estas novedades no eran conocidas por la totalidad de la población armenia, que en su mayoría era ajena tanto a la situación que se generaba en su contra como a las intenciones de esta élite.
De forma paralela a las reivindicaciones de otros grupos, a finales del siglo XIX los armenios también comenzaron a exigir un cambio y a presionar a la clase política otomana para reivindicar la igualdad de derechos. Ante esto, el sultán convocó su ejército personal, el ejército Hamidiye –formado por turcos y kurdos-, para asegurarse de que los esfuerzos armenios de reforma quedasen frustrados. Un ejemplo concreto lo encontramos la zona de Bitlis, al este de Anatolia, donde los campesinos armenios se resistieron a pagar un elevado impuesto de protección a los jefes kurdos, por lo que fueron asesinados. El débil gobierno utilizaba estos actos de violencia represiva para establecer el orden y eliminar a los elementos insurrectos, todo dentro de una cultura de violencia justificada. Entre 1894 y 1896, el ejército Hamidiye perpetraría las “masacres Hamidianas”, que acarrearon la muerte de entre 80.000 y 300.000 ciudadanos, dando así comienzo una clara agresión a los armenios y avanzando lo que ocurriría más tarde. Aunque estos acontecimientos no fueron criticados por ninguna potencia europea, sí aumentaron la impopularidad del sultán en la opinión internacional.
Estas masacres no fueron minuciosamente preparadas, pero su experiencia sirvió para conocer la reacción de la opinión europea, cuya apatía llevó a los Jóvenes Turcos a considerar la elaboración de un proyecto más planificado y eficaz. Un plan de exterminio cuya justificación se basaba en el estereotipo del armenio desleal, traidor o portador de ideas separatistas.
Durante la Revolución de 1908, ante la oportunidad de limitar el poder del Sultán Rojo, los armenios no dudaron en apoyar a los Jóvenes Turcos, quienes, por su parte, conocían muy bien a los armenios. El panturquismo o turanismo –basado en la unión de los pueblos de origen uraloaltaico- que defendían primeramente los Jóvenes Turcos encontraba sus dos únicos obstáculos en Rusia y los armenios, ya que estos podían dificultar el proyecto de anexión creando un estado independiente que se interpusiera entre los pueblos túrquicos. El creciente nacionalismo del CUP fue empeorando la situación de los armenios, quienes en 1909 ya sufrieron las masacres de Cilicia.
La diferencia entre Abdulhamid y sus sucesores en cuanto a la cuestión armenia radica en sus propósitos. Mientras que el sultán acudió a la violencia y el asesinato para conservar una ordenada estructura estatal en la que los armenios guardaran su lugar, los Jóvenes Turcos utilizaron una escala de masacres más amplia con el objetivo de modificar el statu quo y construir un nuevo orden sin armenios.
El 'Gran crimen' (Medz Yeghern)
La entrada del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial junto a las potencias centrales de la Triple Alianza brindó a los turcos una buena oportunidad para eliminar las reformas que se estaban llevando a cabo en las provincias armenias. Muchos armenios se alistaron pronto como voluntarios en el ejército ruso, parte de la Triple Entente, lo que permitió a los Jóvenes Turcos justificar su campaña contra los armenios, cuyos orígenes pueden rastrearse, como hemos visto, desde finales del siglo XIX.
Tras identificar a los armenios como los culpables de las derrotas bélicas en el Cáucaso, eenero de 1915 se produjeron las primeras matanzas, de las que sobresale la de Zeitún. Pese a la mayor virulencia contra los armenios, los ataques se dirigían contra todas las minorías cristianas, lo que despertó el recelo de algunos diplomáticos. En febrero de ese año, el ministro Talat le aseguraba al embajador estadounidense Morgenthau que los armenios y los judíos estaban bien protegidos. Poco después, el 20 de abril daría comienzo el sitio de Van. La resistencia popular durante este asedio fue uno de los detonantes del plan de exterminio, pues la mayoría de la población era de origen armenio, no como ocurría en otras poblaciones. Se calcula que el número de bajas totales fue de 55.000 civiles.
Si hay alguna fecha que se haya quedado en la memoria de todos los armenios ésa es, probablemente, el 24 de abril de 1915. Ese día tuvieron lugar los arrestos, deportaciones y asesinatos de alrededor de 600 intelectuales de Constantinopla. Durante todo ese mes, las detenciones se sucedieron de forma masiva, contando a 196 escritores, 168 pintores, 575 músicos, compositores, intérpretes y bailarines, 336 médicos, farmacéuticos y odontólogos, 176 docentes y profesores, 160 abogados, 62 arquitectos, 64 actores, etc. Aunque sin mucha trascendencia, un día antes, el Patriarcado Armenio en Constantinopla había decidido quejarse sobre la situación de los armenios.
Durante ese mismo año se producirían otros enfrentamientos, como los de Sebin Karahisar (6 de junio
– 4 de julio), Musá Dagh (30 de julio – 12 de septiembre) o Urfa (19 – 23 de
septiembre), todo ellos en 1915.
Poco después de estos sucesos, se confirmaron las garantías para el establecimiento de la Nación Armenia, de manera que las medidas adoptadas, en teoría, fueron contra los armenios que militaban en algún partido. Estas garantías fueron también confirmadas más tarde por el patriarca Zavén, que se entrevistó con el premier turco Said Halim y luego con el propio ministro Talat. En mayo se firmó un estatuto para que se apropiaran los bienes de los armenios bajo amenaza de muerte y tiempo más tarde se constituyó un banco para recaudar los bienes incautados, lo mismo que años después harían los alemanes con los judíos durante el Holocausto.
Talat ordenó el exterminio total de todo lo armenio, incluso a los niños, sin importar si pertenecían o no a una familia turca. Por eso, el 17 de marzo de 1916 se produjeron grandes matanzas en campos de concentración en Ras-ul-ain y Deir El – Zor, que sumaron un cuarto de millón de muertos.
En febrero de 1917, momento del estallido de la Revolución Rusa, se produjeron la deportación al desierto de los prisioneros de guerra y exiliados armenios y el ataque a la zona armenia más oriental. Estas ofensivas se intensificaron en 1918, afectando especialmente al territorio armenio que había pertenecido al Imperio Ruso y permanecía libre del control otomano, ofreciendo asilo a los armenios huidos. Los turcos fueron vencidos en la Batalla de Sardarabad, en mayo de ese año. Dos días después, el Consejo Nacional Armenio proclamó en la región la independencia de la República Democrática de Armenia., que en 1920 sería integrada por los bolcheviques en la URSS.
Durante el último año de guerra, pese a que la actividad en el frente había menguado y muchos soldados habían vuelto, el Ministro de Guerra turco, Enver, ordenó fusilar a todos los armenios que estuvieran en las fronteras y que fueran mayores de cinco años. En marzo, la Brigada Tártara terminó con la vida de hasta 30.000 armenios bajo la bandera del panturquismo y los supervivientes de Meziré – Jarpert también fueron asesinados al intentar volver a sus hogares.
La reacción internacional
La reacción de las potencias bélicas empezaron ante lo que sucedía en el Imperio Otomano fue tardía e insuficiente para frenar las políticas de exterminio. Es cierto que mandaron un memorándum acusando al gobierno del triunvirato de cometer crímenes, pero éste quedó como un “producto de la imaginación de la Entente contra el Imperio Otomano”. No obstante, muchos armenios encontraron ayuda en Rusia, en tanto en cuanto podían servir como apoyo militar.
Sobre esta cuestión se pronunció el papa Benedicto XV que, junto al heredero del sultán Abdul Mejid, pidió clemencia para los cristianos que residían en el Imperio Otomano. Pese a esto, el ejecutivo sostenía que ningún soldado otomano sería juzgado por los crímenes que pudiera cometer, puesto que estaban en un contexto de guerra internacional, considerando especialmente que los armenios habían traicionado a los turcos.
Con el fin de la guerra y el inicio de la paz encima de la mesa, se creó en París una Conferencia Panarmenia para intentar evaluar los daños sufridos por el pueblo armenio. A pesar de esto, la limpieza racial continuó en lugares como Cilicia, y obligó a todos los supervivientes a abandonar sus tierras. En el Tratado de Sèvres, firmado en agosto de 1920, se planteaba el reconocimiento de un país armenio libre, pero pronto fue sustituido por el Tratado de Lausana, firmado tres años más tarde, que dejaba en el tintero las cláusulas sobre Armenia, debido a los intereses de la URSS en el territorio.
El 'Gran crimen' (Medz Yeghern)
La entrada del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial junto a las potencias centrales de la Triple Alianza brindó a los turcos una buena oportunidad para eliminar las reformas que se estaban llevando a cabo en las provincias armenias. Muchos armenios se alistaron pronto como voluntarios en el ejército ruso, parte de la Triple Entente, lo que permitió a los Jóvenes Turcos justificar su campaña contra los armenios, cuyos orígenes pueden rastrearse, como hemos visto, desde finales del siglo XIX.
Tras identificar a los armenios como los culpables de las derrotas bélicas en el Cáucaso, eenero de 1915 se produjeron las primeras matanzas, de las que sobresale la de Zeitún. Pese a la mayor virulencia contra los armenios, los ataques se dirigían contra todas las minorías cristianas, lo que despertó el recelo de algunos diplomáticos. En febrero de ese año, el ministro Talat le aseguraba al embajador estadounidense Morgenthau que los armenios y los judíos estaban bien protegidos. Poco después, el 20 de abril daría comienzo el sitio de Van. La resistencia popular durante este asedio fue uno de los detonantes del plan de exterminio, pues la mayoría de la población era de origen armenio, no como ocurría en otras poblaciones. Se calcula que el número de bajas totales fue de 55.000 civiles.
Si hay alguna fecha que se haya quedado en la memoria de todos los armenios ésa es, probablemente, el 24 de abril de 1915. Ese día tuvieron lugar los arrestos, deportaciones y asesinatos de alrededor de 600 intelectuales de Constantinopla. Durante todo ese mes, las detenciones se sucedieron de forma masiva, contando a 196 escritores, 168 pintores, 575 músicos, compositores, intérpretes y bailarines, 336 médicos, farmacéuticos y odontólogos, 176 docentes y profesores, 160 abogados, 62 arquitectos, 64 actores, etc. Aunque sin mucha trascendencia, un día antes, el Patriarcado Armenio en Constantinopla había decidido quejarse sobre la situación de los armenios.
Poco después de estos sucesos, se confirmaron las garantías para el establecimiento de la Nación Armenia, de manera que las medidas adoptadas, en teoría, fueron contra los armenios que militaban en algún partido. Estas garantías fueron también confirmadas más tarde por el patriarca Zavén, que se entrevistó con el premier turco Said Halim y luego con el propio ministro Talat. En mayo se firmó un estatuto para que se apropiaran los bienes de los armenios bajo amenaza de muerte y tiempo más tarde se constituyó un banco para recaudar los bienes incautados, lo mismo que años después harían los alemanes con los judíos durante el Holocausto.
Talat ordenó el exterminio total de todo lo armenio, incluso a los niños, sin importar si pertenecían o no a una familia turca. Por eso, el 17 de marzo de 1916 se produjeron grandes matanzas en campos de concentración en Ras-ul-ain y Deir El – Zor, que sumaron un cuarto de millón de muertos.
En febrero de 1917, momento del estallido de la Revolución Rusa, se produjeron la deportación al desierto de los prisioneros de guerra y exiliados armenios y el ataque a la zona armenia más oriental. Estas ofensivas se intensificaron en 1918, afectando especialmente al territorio armenio que había pertenecido al Imperio Ruso y permanecía libre del control otomano, ofreciendo asilo a los armenios huidos. Los turcos fueron vencidos en la Batalla de Sardarabad, en mayo de ese año. Dos días después, el Consejo Nacional Armenio proclamó en la región la independencia de la República Democrática de Armenia., que en 1920 sería integrada por los bolcheviques en la URSS.
Durante el último año de guerra, pese a que la actividad en el frente había menguado y muchos soldados habían vuelto, el Ministro de Guerra turco, Enver, ordenó fusilar a todos los armenios que estuvieran en las fronteras y que fueran mayores de cinco años. En marzo, la Brigada Tártara terminó con la vida de hasta 30.000 armenios bajo la bandera del panturquismo y los supervivientes de Meziré – Jarpert también fueron asesinados al intentar volver a sus hogares.
La reacción internacional
La reacción de las potencias bélicas empezaron ante lo que sucedía en el Imperio Otomano fue tardía e insuficiente para frenar las políticas de exterminio. Es cierto que mandaron un memorándum acusando al gobierno del triunvirato de cometer crímenes, pero éste quedó como un “producto de la imaginación de la Entente contra el Imperio Otomano”. No obstante, muchos armenios encontraron ayuda en Rusia, en tanto en cuanto podían servir como apoyo militar.
Sobre esta cuestión se pronunció el papa Benedicto XV que, junto al heredero del sultán Abdul Mejid, pidió clemencia para los cristianos que residían en el Imperio Otomano. Pese a esto, el ejecutivo sostenía que ningún soldado otomano sería juzgado por los crímenes que pudiera cometer, puesto que estaban en un contexto de guerra internacional, considerando especialmente que los armenios habían traicionado a los turcos.
Con el fin de la guerra y el inicio de la paz encima de la mesa, se creó en París una Conferencia Panarmenia para intentar evaluar los daños sufridos por el pueblo armenio. A pesar de esto, la limpieza racial continuó en lugares como Cilicia, y obligó a todos los supervivientes a abandonar sus tierras. En el Tratado de Sèvres, firmado en agosto de 1920, se planteaba el reconocimiento de un país armenio libre, pero pronto fue sustituido por el Tratado de Lausana, firmado tres años más tarde, que dejaba en el tintero las cláusulas sobre Armenia, debido a los intereses de la URSS en el territorio.
Griegos y armenios
¿Qué relación tuvieron las expulsiones y masacres griegas con las deportaciones y el exterminio de armenios? Akçam se cuestiona si fueron un ensayo y si ambas limpiezas étnicas estuvieron verdaderamente vinculadas. Aunque aún no hay pruebas de que ambas operaciones reflejaran un solo plan, Akçam sí ve en ellas cierta continuidad en la organización y en las personas involucradas.
Con todo, los testigos extranjeros documentaron que, comparados con los armenios, los griegos sufrieron medidas menos violentas ya que, a pesar del endurecimiento de las políticas otomanas y de que fueron acciones similares a las dirigidas contra los armenios, el trato del gobierno hacia la comunidad griega difirió en alcance y motivación del destinado al pueblo armenio.
Greek and Armenian orphans waiting for transport to Greece where they were being cared for by the Near East Relief (NER), circa 1915-1916. Photo: Library of Congress.
Anatolian refugees at Aleppo, Syria, circa 1915-1916. Photo: Library of Congress |
Armenian and Syrian Relief poster to raise funds for Armenian, Greek and [As]syrian genocide survivors. Circa 1917-1919. Source: US National Archives and Records Administration.
Reconocimiento y negacionismo
Durante los años treinta del siglo pasado, la recién instituida República de Turquía presionaría a la comunidad internacional para no abordar las masacres contra los armenios ni las demás minorías del imperio. La principal estrategia fue identificar a los muertos por el conflicto bélico con los exterminados por limpieza étnica. Esto equiparaba a los cristianos masacrados con el resto de víctimas de la guerra civil que había estallado dentro del marco de la Primera Guerra Mundial. Además, en el caso de los armenios, se subrayaba su papel como traidores al lado de los rusos.
Entre las organizaciones que reconocen el Genocidio armenio, destacan: la Comunidad de Estados Independientes, el Consejo Ecuménico de las Iglesias, la Unión Europea (lo que supone un delicado asunto ahora que se está tratando la adhesión de Turquía a la UE), la ONU, el Tribunal Permanente de los Pueblos y la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) de Europa. Además de estas organizaciones, varios Estados por todo el mundo reconocen esta masacre, destacando sobre todo Francia y Argentina, pero también están la propia Armenia, Australia, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Chipre, Grecia, Italia, Kurdistán, Líbano, Rusia, Suecia, Suiza, Uruguay, Venezuela, el Vaticano y varios estados de Estados Unidos de América.
¿Hablamos de genocidio?
El genocidio armenio todavía hoy tiene ecos en la política internacional y son muchos los descendientes de supervivientes, personas de origen armenio o comprometidas con esta cuestión los que emplean sus fuerzas para que sea reconocido como tal, sobre todo por Turquía. Así, la Organización de las Naciones Unidas definió el concepto “genocidio” como “cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional étnico, racial o religioso como tal: matanza de miembros del grupo, lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo, traslado por fuerza de niños de un grupo a otro grupo”. El armenio sería el primer genocidio del siglo XX, teniendo en cuenta los siguientes factores: el arresto y muerte de la clase dirigente armenia, el desarme y asesinato de la población masculina en edad de portar armas y la deportación de mujeres, ancianos y niños hacia los desiertos de Siria y Mesopotamia con la finalidad encubierta de eliminarlos. De hecho, muchos armenios no fueron asesinados literalmente, sino que murieron de hambre o sed en las caravanas hacia los desiertos En total, se ha calculado que la cifra de muertos fue alrededor de un millón y medio de armenios.
Durante los años treinta del siglo pasado, la recién instituida República de Turquía presionaría a la comunidad internacional para no abordar las masacres contra los armenios ni las demás minorías del imperio. La principal estrategia fue identificar a los muertos por el conflicto bélico con los exterminados por limpieza étnica. Esto equiparaba a los cristianos masacrados con el resto de víctimas de la guerra civil que había estallado dentro del marco de la Primera Guerra Mundial. Además, en el caso de los armenios, se subrayaba su papel como traidores al lado de los rusos.
Entre las organizaciones que reconocen el Genocidio armenio, destacan: la Comunidad de Estados Independientes, el Consejo Ecuménico de las Iglesias, la Unión Europea (lo que supone un delicado asunto ahora que se está tratando la adhesión de Turquía a la UE), la ONU, el Tribunal Permanente de los Pueblos y la Asociación Cristiana de Jóvenes (YMCA) de Europa. Además de estas organizaciones, varios Estados por todo el mundo reconocen esta masacre, destacando sobre todo Francia y Argentina, pero también están la propia Armenia, Australia, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Chipre, Grecia, Italia, Kurdistán, Líbano, Rusia, Suecia, Suiza, Uruguay, Venezuela, el Vaticano y varios estados de Estados Unidos de América.
¿Hablamos de genocidio?
El genocidio armenio todavía hoy tiene ecos en la política internacional y son muchos los descendientes de supervivientes, personas de origen armenio o comprometidas con esta cuestión los que emplean sus fuerzas para que sea reconocido como tal, sobre todo por Turquía. Así, la Organización de las Naciones Unidas definió el concepto “genocidio” como “cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional étnico, racial o religioso como tal: matanza de miembros del grupo, lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo, sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial, medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo, traslado por fuerza de niños de un grupo a otro grupo”. El armenio sería el primer genocidio del siglo XX, teniendo en cuenta los siguientes factores: el arresto y muerte de la clase dirigente armenia, el desarme y asesinato de la población masculina en edad de portar armas y la deportación de mujeres, ancianos y niños hacia los desiertos de Siria y Mesopotamia con la finalidad encubierta de eliminarlos. De hecho, muchos armenios no fueron asesinados literalmente, sino que murieron de hambre o sed en las caravanas hacia los desiertos En total, se ha calculado que la cifra de muertos fue alrededor de un millón y medio de armenios.
Bibliografía (para saber más):
- Akçam, T., The young Turks' crime against humanity: the Armenian genocide and ethnic cleansing in the Ottoman Empire, Princeton, Princeton University Press, 2012.
- Akçam, T., A Shameful Act: The Armenian Genocide and the Question of Turkish Responsibility, New York, Metropolitan Books, 2006.
- Boulgourdjian, N., Genocidio armenio, Buenos Aires, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 2009.
- “Los armenios en el Imperio Otomano”, “Masacres de 1894-1896”, “Masacres de 1909 en Cilicia” en Fundación Memoria del Genocidio armenio [en línea], a consultar: http://www.fmgenocidioarmenio.org.ar/historia.html
- “El progreso en reversa” en Genocidio Armenio [en línea], a consultar: http://www.genocidioarmenio.org/el-progreso-en-reversa
- Çetinoğlu, S., “The Pontus Independence Movement and the Greek Genocide” en Pontos World [en línea], a consultar: http://pontosworld.com/index.php?option=com_content&task=view&id=2032&Itemid=87
Es necesario conocer más sobre estos sucesos de los que practicamente no se habla.... bien por recordarlo
ResponderEliminar