Matilde Asensi nos devuelve las buenas historias de piratas con Martín Ojo de Plata



Cumpliendo los deseos de muchos lectores ansiosos, este verano la escritora española Matilde Asensi dio por finalizada la trilogía "Martín Ojo de Plata" con la publicación de su último libro, "La conjura de Cortés", un esperado desenlace que ha disfrutado de una gran acogida entre el público, manteniéndose en los primeros puestos de los libros más vendidos durante los meses estivales. En su narración de las peripecias de una joven toledana con doble personalidad, la autora mezcla las tradicionales historias de piratas con una gran reconstrucción histórica, describiendo con maestría los ambientes de Sevilla y de la América Hispana en el Siglo de Oro. De todo ello es capaz la prosa de Asensi sin perder ni un momento la atención del lector, que siempre queda expectante.



El primero de los libros, titulado "Tierra Firme", actúa a modo de introducción de los personajes que acompañan  al lector durante toda la trilogía. En éste se presenta a Catalina Solís, quien, tras escapar de un abordaje y sobrevivir en una isla desierta, es adoptada por el maestre de una embarcación, Esteban Nevares, con el que empieza a navegar disfrazada de hombre y bajo el nombre de Martín Nevares.


Tras una aventura inicial se situaría el comienzo del segundo libro, "Venganza en Sevilla", que relata el viaje y la estancia de Catalina en Sevilla, la ciudad más importante de la Monarquía Hispánica debido al comercio con América. Allí, convertida en una refinada dama de la nobleza, llevará a cabo un elaborado plan para efectuar la venganza que prometió a su padre cuando éste se encontraba en su lecho de muerte. Haciendo uso de la seducción y los engaños, así como de los saberes de una curandera que lleva consigo, Catalina cumple uno a uno sus objetivos contra una de las familias más poderosas y crueles de todo el Imperio, los Curvo.

Sin embargo, el último de los Curvo, Arias, no se encuentra en Sevilla y, para poder concluir lo prometido, Catalina debe volver a América en "La Conjura de Cortés", el esperado libro que cierra la trilogía. Ahora, Catalina no sólo tendrá que cumplir con su venganza, sino que también deberá actuar con celeridad para destapar una conspiración, ideada por un descendiente del mismísimo Hernán Cortés, que pretende hacer de Nueva España un reino independiente del Imperio.


Aunque las tres narraciones aparecen bien separadas en sus respectivas publicaciones y con distintas aventuras complementarias, uno de los primeros pensamientos que pueden pasar por la mente del lector es el de que, por ser libros cortos -o, al menos, no tan extensos como, por ejemplo, "El último catón"- y por tratar, exceptuando el primero, la venganza de Catalina, juntos podrían formar una sola novela de tamaño considerable, pero no exagerado -recordemos "Los pilares de la tierra" de Ken Follett y otros del estilo-, en la que la primera parte podría ser una especie de introducción. Efectivamente, "Tierra Firme" se dedica a la presentación de los personajes, como ya señalábamos, a la vez que incluye una aventurilla de poca envergadura pero crucial para el desarrollo de la historia en el libro posterior. Como si fuera in crescendo, la calidad literaria aumenta en gran medida al abrir "Venganza en Sevilla": una gran documentación sobre la Edad Moderna hispana hacen que Matilde Asensi cree una obra sólida a la vez que describe las condiciones tanto del pueblo sevillano -con alusiones a viejas friendo huevos que sólo redirigen la mente del lector a la obra de Velázquez- como de la parte adinerada y la parte noble de la sociedad. Después, en "La conjura de Cortés", es la propia historia la que obliga al lector a no separar su vista de las páginas. Constituye, por tanto, un digno colofón para la trilogía que recuerda al tipo de aventura con el que Asensi ya nos mantuvo en vilo en "El último catón". Además, la presencia de algunos saltos temporales, sobre todo en la segunda mitad del libro, cerca del final, hace que la intriga aumente considerablemente.

Asimismo, en toda la trilogía -pero especialmente en las dos últimas partes- hay toques de humor que recuerdan a "Iacobus" (ver crítica de Iacobus) y que consiguen sonsacar al lector una sonrisa. La mayoría de ellos son protagonizados por la propia Catalina y su compadre, Rodrigo de Soria, que, con soltura, dice todo lo que piensa sin pensar en el decoro.
El estilo del que hace gala Matilde Asensi durante los tres libros es envidiable, así como el vocabulario, pues ninguno se estos dos aspectos dista mucho de los recursos utilizados por Lope de Vega en sus obras, por lo que, presumiblemente, Asensi se mantiene fiel a la expresión de la época. Así queda patente, en otro aspecto, un mérito más derivado de la documentación, pues, teniendo en cuenta la importancia cultural del Siglo de Oro, Asensi no sólo ha buscado describir situaciones y ambientes coherentemente, sino también correctamente. Cualquiera que o bien haya leído obras de la época, o bien las haya visto representar en escena, es capaz, tanto de valorar con precisión el esfuerzo realizado por el escritor, como de deleitarse con frases y diálogos propios del momento cumbre de la literatura en castellano.

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