Historia y memoria de Luis XIV

Teniendo en cuenta la importancia de Luis XIV como figura fundamental en la historia moderna europea –cuya ‘fabricación’ ya fue adecuadamente estudiada en su día por Peter Burke-, hemos querido destacar qué queda de ella en el ámbito cultural francés, tanto en su historiografía como entre los medios de comunicación. 
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La historiografía gala contemporánea viene presentando dos divisiones indiscutibles en lo que a la vida y obra de Luis XIV se refiere: la historiografía ‘republicana’ y la école capétienne, en vinculación con las líneas que subrayan la historia institucional y la ‘historia-batalla’, respectivamente. Esta confrontación ha acompañado la identidad nacional, republicana, en el primer caso, y real, en el segundo, de la monarquía absoluta, lo que ha derivado en la construcción del «monumento Luis XIV», un gran y longevo fenómeno de propaganda.

Ernest Lavisse (1842-1922), principal autor de la ya mencionada historiografía ‘republicana’ transformó a Luis XIV en un prototipo de «rey de gloria», guía de una monarquía ‘administrativa’, dirigida por hombres de la talla de Colbert, que anticipaba la posterior República burguesa que se encontraba en construcción durante la época del mismo Lavisse. Este modelo, según Cornette, fue vulgarizado con el objetivo de lograr su máxima difusión en todos los niveles, lo que ha perdurado hasta nuestros días. De esta manera, Lavisse subrayaba la fascinación de los franceses por el «rey más grande del mundo», que era prácticamente transformado en un héroe republicano, comparando dicha fascinación con el papel que los semidioses desempeñaban para las civilizaciones de la Antigüedad. Por otra parte, la école capétienne apareció ligada a Action Française, un grupo monárquico y nacionalista que defendía, además, una concepción positivista de la historia. Sus principales representantes fueron Bainville, Gaxotte y, sobre todo, Maurras, célebre este último por sus críticas a la III República, la misma que Lavisse trataba de defender, entroncando su legitimidad con Luis XIV. La tendencia de la escuela capétienne, como puede resultar evidente, viene ensalzando por sí mismas tanto la figura de dicho monarca como sus construcciones políticas, considerando, en definitiva, su reinado como una de las etapas más esplendorosas de la historia francesa.

Por otra parte, sin ser en esencia una cuestión de historiografía, es conveniente hacer algunas anotaciones acerca del estudio de la Historia en Francia actualmente, lo que nos lleva indefectiblemente a tratar las polémicas en torno a los programas educativos del país galo que han tenido lugar durante los últimos años. En 2010 -como refleja el artículo “Polémique sur les programmes d'histoire au collège”, de Marie-Estelle Pech para Le Figaro (27/08/2010)-, se propuso la inclusión de contenidos ‘extraeuropeos’ en dichos programas, por lo que algunos historiadores temían que limitara el conocimiento de los alumnos sobre la historia continental, en general, y francesa, en particular. Por otra parte, los defensores de este cambio abogaban que los nuevos contenidos sólo supondrían un pequeño porcentaje del total de la materia a estudiar y se revelaban como fundamentales ante la pujanza actual de países como China o India. Un año después, el historiador Dimitri Casali denunciaba en otro artículo -“Ce que nos enfants n'apprennent plus au collège”, también en Le Figaro (27/08/2011)- que en la enseñanza secundaria francesa ya no se estudiaba de manera obligatoria el periodo de Luis XIV en Francia, entre otros temas, sino que quedaba eliminado de los programas o apartado a materias optativas. En concreto, este autor señalaba la gravedad de tratar parcialmente este reinado, por constituir la afirmación tanto del poder absoluto como de la influencia de la civilización francesa en el extranjero.

Por otra parte, es interesante ver cómo se trata desde otros ámbitos intelectuales franceses el reinado de Luis XIV. Así, en un artículo de Nicolas Estienne d'Orves -“Êtes-vous Henri IV ou Louis XIV?”, asimismo para el diario Le Figaro (01/08/2010)-, el Rey Sol aparece contrapuesto en prácticamente todos los sentidos a Enrique IV, incluyendo no sólo aspectos políticos, sino también gustos, personalidad y modo de vida. Así, el primero aparece como un monarca obsesionado con la gloire y con las armas, mientras que su abuelo, Enrique, es representado como un adalid de la tolerancia al establecer el Edicto de Nantes 1598 -decreto que, por cierto, habría de ser anulado en tiempos de aquél- e incluso, llegando al anacronismo, de la ‘democracia republicana’. Finalmente, el autor concluye que la sociedad francesa idealiza la figura de Enrique IV, al mismo tiempo que es consciente de las luces y sombras del reinado de Luis XIV: «c'est choisir l'histoire de France dans sa version enluminée, oublier le mal pour ne voir que le bien, les peines pour ne voir que les joies –et rêver d'une France réconciliée avec elle-même».



Bibliografía para saber más:

Burke, Peter, La fabricación de Luis XIV, Madrid, 1995.
Cornette, Joël, "L'histoire au travail. Le nouveau «Siècle de Louis XIV»: un bilan historiographique depuis vingt ans (1980-2000)", Histoire, économie et société, 19e année, n. 4., 2000, pp. 561-605.
Fitou, Jean-François, "Comment on récrit l'histoire: Louis XIV de Lavisse à Gaxotte", Annales. Économies, Sociétés, Civilisations, 44e année, n. 2, 1989, pp. 479-497.

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