El Catastro de Ensenada y la historia rural



Resultado de imagen de catastro ensenadaEl Catastro del Marqués de la Ensenada, considerado unánimemente la gran obra oficial del Setecientos español, nos ofrece un amplio catálogo de información sobre la vida cotidiana. Además, las denominadas “respuestas generales” de dicho Catastro se revelan como una herramienta extraordinaria a la hora de conocer el mundo rural, frecuentemente silenciado por otras fuentes, especialmente en el caso de zonas aisladas como el oeste de la meseta castellanoleonesa. En un intento por sacar a la luz algo de este pasado, para muchos desconocido, aquí trataremos de ofrecer una panorámica general del estado del campo en el siglo XVIII y reivindicar la importancia del Catastro para abordar la realidad de la Tierra de Ledesma en esa época. Al mismo tiempo, procuraremos mostrar las formas de acceso a la información que ofrece esta fuente histórica. Se trata de documentación pública a la que todos tenemos el derecho de acceder, pero que, muchas veces por desconocimiento, no llega a toda la sociedad. Intentando solventar esta situación, al final de este texto incluiremos enlaces para que todos los interesados que lo deseen puedan conocer de primera mano esta rica e interesante documentación. 


El territorio de Castilla la Vieja y el reino de León, zona geográfica amplia que se suele tomar como referencia supone unos 100.000 km2, con muchísimos núcleos de población rural. Además, cuenta con una amplia diversidad de características generales, por lo que plasmar un estado de la cuestión genérico no será nada fácil. Pese a esa “regionalización” –es decir, a las diversas características que presenta el entorno castellano- sí que podemos afirmar que a lo largo de toda la Edad Moderna se produjo un aumento de los lugares roturados a costa de la disminución de los montes, lo cual también sucede en los lugares que nosotros analizamos. Esta disminución de los montes es tal que en muchos lugares se propuso la defensa de los mismos y la justicia llegaba a condenar a los campesinos que acababan con el monte –para lo que surgen ordenanzas específicas de protección de los montes y todos aquellos municipios en los que el alfoz dispone de un monte, había una legislación concreta que lo protegía-. Esta preocupación por el mantenimiento del monte venía determinada porque se era muy consciente de la necesidad de equilibrio entre terrazgo y monte. De hecho, la historiografía generalmente divide el territorio agrario de Castilla en tres zonas, basándose en tres modelos territoriales: La montaña, zonas de transición -de vegas y páramos- y la meseta central, -alrededor de la importante comarca de Tierra de Campos-. La Tierra de Ledesma, zona que nosotros estudiamos quedaría encuadrada como zona de transición o “de vegas y páramos”.

Bautizada con el nombre de su impulsor, Zenón de Somodevilla, Marqués de Ensenada, la operación catastral que ocupa el centro de nuestra disertación buscaba conocer los propietarios de los bienes y la titularidad de las rentas generadas en la Corona de Castilla hacia 1750. Su fin último era transformar el confuso sistema impositivo, de carácter múltiple, para implantar un solo impuesto: la “Única Contribución”, nombre que técnicamente recibió dicha reforma hacendística. Llevar a cabo el proceso administrativo planteado por Zenón de Somodevilla supuso un complejo proceso administrativo que generó ingentes cantidades de información. Esto hace que estemos ante una singular fuente documental que nos permite conocer la situación de las provincias de la Corona de Castilla.

En los estudios relacionados con el mundo agrario se ha utilizado el Catastro de Ensenada, permitiendo un conocimiento genérico de la zona, pese a la evidente falta de estudios monográficos y comarcales para muchas zonas, aunque algunos autores plantean en los últimos años la necesidad de comenzar a cruzarlo con documentación notarial o de otros tipos. En los años setenta surgieron unos primeros trabajos que utilizaban el catastro para el análisis del mundo agrario como por ejemplo las obras de A. Gracía Sanz o Bartolomé Yun. Podemos decir que su enfoque económico hizo que centraran sus trabajos en aspectos demográficos y económicos, sin entrar en la propia dinámica social. A partir de estas y otras contribuciones se fraguó un modelo, llamado castellano –que supuestamente es extensible a toda Castilla, -y por tanto también lo sería a la Tierra de Ledesma- en el que el alto crecimiento y las roturaciones llevó a una estructura social fuertemente polarizada en el que los rentistas y la monarquía provocaron la crisis de fines del s. XVI e impidieron el difícil remonte de las centurias posteriores. Entre la producción de los últimos años y para la zona que nos interesa, es de especial relevancia el trabajo de Bejarano Rubio y Torijano Pérez sobre Ledesma en 1752 a la luz del Catastro.

La Tierra de Ledesma, ente comarcal que actualmente cuenta con unidad jurídica, muestra una importante unidad histórico-cultural. Estas características hacen que sea muy útil el análisis de toda la comarca, pudiendo obtener de esta forma conclusiones de mucho mayor calado que si nos centráramos tan sólo en uno de los municipios que integran la microrregión. Si bien en la actualidad encontramos esta comarca dividida en treinta municipios, en la década de 1750 –momento en el que se realizó el catastro del Marqués de Ensenada- no había el mismo número de localidades, sino que nos encontramos con algunos municipios existentes en ese momento que han desaparecido -se han despoblado-, mientras que otros que no disponían de estatuto jurídico propio en el momento de realización del catastro ahora sí que poseen dicha consideración. En los casos en los que localidades actuales no dispusieran de este nivel jurídico en ese momento no tiene que significar inmediatamente que no contemos con información del lugar, sino que probablemente encontremos sus respuestas en el mismo documento en que esté la información de la localidad de la que fueran dependientes en ese momento. Ilustremos esta singularidad con un ejemplo concreto, como puede ser el caso de Santiz y Zamayón, que actualmente son municipios diferentes: en el catastro las encontramos en el mismo documento con el título de “Respuestas de la villa de Santiz y la encomienda de Zamayón”, lo que nos indica que la encomienda de Zamayón no tenía autonomía municipal, estando ligada de forma directa a la Villa de Santiz –pese a que como hemos dicho en la actualidad son dos localidades independientes sin ninguna vinculación ni dependencia jurídica.

Las respuestas generales del Catastro de Ensenada se encuentran físicamente en el Archivo General de Simancas, aunque también están disponibles digitalmente en PARES (Portal de Archivos Españoles) desde la siguiente dirección: http://pares.mcu.es/Catastro/. Las preguntas generales que cada municipio debía responder incluyen aspectos muy dispares, desde el tipo de productos que se recogían en el término, el número de vecinos y de casas, hasta indagaciones sobre cuestiones religiosas, pasando por las diferentes profesiones o infraestructuras existentes en el lugar. También son interesantes las respuestas particulares del Catastro, es decir, las pesquisas realizadas a nivel local. Las relativas Ledesma se encuentran actualmente depositadas en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca y están catalogadas bajo la signatura ES-CYL-AHPSa-37008, pudiéndose acceder a ellas de forma libre en dicho archivo (previa presentación del Documento Nacional de Identidad). Estas “Respuestas Particulares” complementan a las anteriores, analizando de forma concreta a los efectivos demográficos de cada población, como la extracción social o los niveles de riqueza.

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